MIEDO Y ACCIDENTES LABORALES

En ocasiones el uso repetido de las palabras conduce a que vayamos olvidando su significado exacto. Por ejemplo, en el entorno de la prevención de riesgos, nos hemos acostumbrado a denominar como accidentes a hechos evitables y al hacerlo estamos ignorando y minimizando los diversos descuidos, errores y omisiones que inciden en su ocurrencia.

En los últimos tiempos, se ha ampliado mucho la conciencia de la gravedad del alto índice de accidentes laborales y de muertes por esta causa, y se han tomado medidas, que han tenido un relativo éxito, para conseguir que estas cifras desciendan con el pasar de los años.

La disminución de estos índices nos lleva a un cuestionamiento elemental: si se han reducido, ¿era posible evitar los accidentes y muertes ocurridos en todos los años anteriores? ¿la ocurrencia de estos hechos no se liga, en gran número de casos, a descuidos o bajo interés por la preservación de la integridad física de los trabajadores?

Ante la ocurrencia de accidentes laborales una de las primeras reacciones es buscar culpables: pues bien, el primero de todos es, sin duda, la tolerancia social que hemos desarrollado frente a ellos. Para reducirlos es necesario salir de la inercia representada en una excesiva comprensión frente a hechos evitables, de la misma manera que viene sucediendo con otras problemáticas sociales como la violencia intrafamiliar o la discriminación por razones de género, pertenencia étnica o social y orientación sexual.

Otros pasos para frenar la accidentalidad parecen menos complejos, pues dependen enteramente de la voluntad de organización de los seres humanos: como lo es, cumplir con los requisitos de seguridad indicados en las leyes y atender las medidas de salud y seguridad recomendadas para cada área y cargo dentro de la empresa.

Pero sin duda alguna, el miedo es el factor de mayor impacto en la cultura de la seguridad en el trabajo: el miedo a exponer los potenciales riesgos de una determinada actividad, miedo a afrontar los costos que supone asumir las medidas de seguridad a cabalidad, miedo a socializar los riesgos a los que se ven expuestos todos y cada uno de los trabajadores dentro de la empresa, miedo de manifestar cuales son las vulnerabilidades que cada quien ha detectado en su área de trabajo.

Lo anterior, nos lleva a tener claro que una gran parte de los denominados accidentes se evitaría con cosas tan sencillas como cumplir las leyes y atender las normas, mejorar las medidas de inspección, invertir en la formación del trabajador y elementos de protección personal necesarios para la labor, brindándole así un entorno laboral estable para que pueda poner toda su atención e interés en lo que está haciendo. Estas acciones pequeñas son las que salvan vidas y nos hacen pensar en la importancia de cumplir con las normas para evitar así la ocurrencia de accidentes.

Vida solo hay una y está en tus manos salvarla.

Fuente: Revista SAFETY WORK ejemplar Junio 2017 – División editorial

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